Si no te gusta lo que escribo, ahí tenes a Borges.

Se fue cerrando con candados, puso postigos y rejas,
A todos los caminos ripios que dan en una hoja.
No me dejo ni una mueca de sonrisa, ni guiño en ceja,
Solo algún que otro soneto, manchado de tinta roja.

Confieso que me divierte el son cuando te alejas,
Con la lagrima que corre pero no nos moja.
El viento de la desolación, se lleva hasta tus quejas,
Su cara angelical de Lucifer cuando se enoja.

Ya verás quienes de un séptimo cielo se arrojen,
Y por el suelo rodando la primavera desojen,
Quienes quieren, sin tanto cuento ni moraleja.

Si no te gusta lo que escribo, ahí tenes a Borges,
Digo altivo, mientras me recrimina mi amigo Jorge,
Que no se puede ser tan pedante, pareces pendeja.

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