44. No hay dios que me muestre el bien. Del poemario: Un soneto no es un culo inquieto.
44. No hay dios que me muestre el bien.
No hay dios que me muestre el bien,
Ni Satán que me tiente al mal,
Ya llevo la mitad de los cien,
Lejos del principio y del final.
Se hacer más de lo normal,
Me espera la poesía en el andén,
Ya me sé el pecado original,
Me ha tomado la fantasía de rehén.
Entre cien tierras y los siete mares,
De coro de ángeles en los altares,
Supe hacer de la nada un todo.
De trovador y juglar por los bulevares,
Por los atajos de los lodos,
Siempre vuelvo a mis lugares.
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