El poeta Relámpago se encuentra con su viejo amigo el Extranjero en el café Rapsoda. Las Aventuras del Capitán Vulgaridad. Tercera parte. De los siete mares al séptimo cielo.
El poeta Relámpago se encuentra con su viejo amigo el Extranjero en el café Rapsoda. Las Aventuras del Capitán Vulgaridad. Tercera parte. De los siete mares al séptimo cielo.
Estaba el poeta Relámpago en el café Rapsoda, escribiendo, mirando pasar por la vereda lo que pasara. Escribía lo que sus pensamientos le describían y le descubrían. Así estaba cuando apareció de sorpresa el Extranjero.
-Sabía que te iba a encontrar acá, ni bien llegué a Mar del Plata, dejé mis cosas y lo primero que hice fue venir a el Rapsoda- dijo todo esto a las espaldas del poeta y con un tomo gallego impostado.
El poeta se dio vuelta, sabía de quien se trataba, siempre le fascinaban las voces familiares que oía de sorpresa, y su alegría fue aún más cuando supo que se trataba de su amigo el Extranjero, tenia facilidad para reconocer voces. Se había ido a España, tras sus sueños y tras una mujer.
-Ostia, tío, coño, Oleeeeeee- le dijo el poeta- era su chiste, su saludo entre ambos. Tenes que avisarme, un día me vas a dar un susto bárbaro. Se rieron. ¿Y esta vez?
-Nada en particular, ya sabes aunque me fui, siempre estoy volviendo. Una visita, me quedo dos semanas y regreso a Madrid- dijo el Extranjero mientras se sentaba y hacia una seña de un cortado a el mozo.
-Contámelo todo, ¿Qué tal?- dijo el poeta sin más.
-Bueno todo bien. pero vos ¿Qué tal las aventuras con el Capitán Vulgaridad?
-Fabulosas, como todas las aventuras. Como te conté en el mensaje, luego de navegar por los siente mares, me dejó el Capitán en mi séptimo cielo. Es que tenia que reordenar un par de cosas, terminar de escribir y llevar a publicar las aventuras. Ya sabés que me gusta tanto escribir en la escena de las aventuras, como en la soledad de mi séptimo cielo, algo así como estar en el lugar, y alejarse a meditarlo un poco.
-¿Y esa rara diferencia de estar en medio de una tormenta, y luego contarla en un café tan tranquilo. Zurcar los siente mares y luego estar en tu séptimo cielo, o en el café Rapsoda escribiendo tan libre?- le preguntó el Extranjero.
-Y, los mares y los puertos tienen sus aventuras, sus fabulas, sus peligros, sus maravillas. Pero las ciudades también tienen lo suyo. Hay aventuras en los mares como en tierra. En el bergantín el mensaje en una botella y en mi séptimo cielo y en el Rapsoda.
-Bueno, anda Ya. ¿Y seguís con esa idea de crear la legión de poetas?- pregunto en Extranjero.
-Ya esta creada, hoy a la noche me encuentro con ellos, vas a venir, voy a presentarles a el Extranjero, uno de los pocos únicos poetas, que no escribe, pero que es poesía con solo mover los labios.
-¿Y que están haciendo en esa legión?- quiso saber intrigado el Extranjero.
-Te voy a ir contando, pero ya te enterarás esta noche- le dijo el poeta Relámpago.
Estaba el poeta Relámpago en el café Rapsoda, escribiendo, mirando pasar por la vereda lo que pasara. Escribía lo que sus pensamientos le describían y le descubrían. Así estaba cuando apareció de sorpresa el Extranjero.
-Sabía que te iba a encontrar acá, ni bien llegué a Mar del Plata, dejé mis cosas y lo primero que hice fue venir a el Rapsoda- dijo todo esto a las espaldas del poeta y con un tomo gallego impostado.
El poeta se dio vuelta, sabía de quien se trataba, siempre le fascinaban las voces familiares que oía de sorpresa, y su alegría fue aún más cuando supo que se trataba de su amigo el Extranjero, tenia facilidad para reconocer voces. Se había ido a España, tras sus sueños y tras una mujer.
-Ostia, tío, coño, Oleeeeeee- le dijo el poeta- era su chiste, su saludo entre ambos. Tenes que avisarme, un día me vas a dar un susto bárbaro. Se rieron. ¿Y esta vez?
-Nada en particular, ya sabes aunque me fui, siempre estoy volviendo. Una visita, me quedo dos semanas y regreso a Madrid- dijo el Extranjero mientras se sentaba y hacia una seña de un cortado a el mozo.
-Contámelo todo, ¿Qué tal?- dijo el poeta sin más.
-Bueno todo bien. pero vos ¿Qué tal las aventuras con el Capitán Vulgaridad?
-Fabulosas, como todas las aventuras. Como te conté en el mensaje, luego de navegar por los siente mares, me dejó el Capitán en mi séptimo cielo. Es que tenia que reordenar un par de cosas, terminar de escribir y llevar a publicar las aventuras. Ya sabés que me gusta tanto escribir en la escena de las aventuras, como en la soledad de mi séptimo cielo, algo así como estar en el lugar, y alejarse a meditarlo un poco.
-¿Y esa rara diferencia de estar en medio de una tormenta, y luego contarla en un café tan tranquilo. Zurcar los siente mares y luego estar en tu séptimo cielo, o en el café Rapsoda escribiendo tan libre?- le preguntó el Extranjero.
-Y, los mares y los puertos tienen sus aventuras, sus fabulas, sus peligros, sus maravillas. Pero las ciudades también tienen lo suyo. Hay aventuras en los mares como en tierra. En el bergantín el mensaje en una botella y en mi séptimo cielo y en el Rapsoda.
-Bueno, anda Ya. ¿Y seguís con esa idea de crear la legión de poetas?- pregunto en Extranjero.
-Ya esta creada, hoy a la noche me encuentro con ellos, vas a venir, voy a presentarles a el Extranjero, uno de los pocos únicos poetas, que no escribe, pero que es poesía con solo mover los labios.
-¿Y que están haciendo en esa legión?- quiso saber intrigado el Extranjero.
-Te voy a ir contando, pero ya te enterarás esta noche- le dijo el poeta Relámpago.
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