Mutantes invaden con el elixir de la prosa y la poesía. Boo, Boo, Boo.

Mutantes invaden con el elixir,
Cuando revuelven los tinteros,
De la prosa y la poesía,
Con el afán de que no deje de existir,
Usando su voz de sonajero,
Un poco de melancolía y fantasía.

Supongo que se tiene miedo a la rareza,
Cuando te llama la belleza,
Entre las llamas de la extrañeza,
A que te corten la cabeza,
Cambiar media duda por todas las certezas.

Le sacan la lengua al miedo,
Mi pluma de poeta,
Y el vaivén de mis cuartetas.
Defiendo a capa y espada,
Hago guerras de almohadas,
Un cross de knockout contra la nada,
No me da miedo decir pavadas,
Al filo de la madrugada,
Todo por un buen cuento de hadas.

Ni a la flecha errante de cupido,
Ni miedo a dar en trance el alarido,
Ni desaprender el código sabido,
Ni terminar como hijo pródigo malherido,
Probé de los labios proximamente vendidos,
Ni de los sabios que desprohiben lo prohibido.
Resucito luego de terminar en un verso letraherido,
Si a los 5 minutos me contradigo,
Si yéndome con otra me voy contigo.
Ni al mar que con su sal y espuma,
aromatiza mi tinta,
Le dan a mis papeles buena pinta,
Y a tus pieles un moño con cinta.
Y su hola que tal, despejan la bruma.
Y en un poema, el pavo real sueña que se despluma.

Por ahí va el Rambo de la cultura,
Que sin miedo sale de su trinchera,
con rimas que se derriten en mano dura,
A esparcir sus versos a ráfagas por al acera,
Cruza en un pasaporte poema la frontera,
Y no trae más noticias desde el frente,
Que entre poesía vive mejor la buena gente.
Otro con un salto de garrocha,
Eleva la poesía, tiene una bocha,
de Say no more al seducir una morocha.
Hay que ver también quien garabatea sus dibujos,
verlo escribir y pintar en vivo es un lujo.
Hay quien recita como en una obra,
digamos que talento le sobra.
Y otro que parece ser bilíngue,
a dos voces se distingue.

Es hora de darle al miedo una palmada,
y de pomada la última estocada.

Ensayaré mi Boo, boo, boo.
Miedos eran los de Yagi
Y Scooby Doo.
Más escalofriantes,
Que los infiernos del Dante,
Las películas eran de un tono aterrador.
Huía por la puerta de salida el espectador,
Al ver como su acompañante,
Que tan solo un rato antes,
Era toda una princesa.
Se convertía en vampiresa.

El maestro del terror no pudo venir,
Dijo que tenia almas que pervertir,
Dejó en este caso un cuento de terror,
Escuchemosló con miedo, en su honor.
También anda por ahí
El seductor de las musas,
Por lo que esta noche pude oír
Va con ellas, sueltas de blusa,
Con un par de poemas por excusa,
Y una canción con notas semifusas.
Reparte unas extrañas tarjetas,
Con aire de madama de Cabaret
¿Podrías sacar ya esa jeta,
De extraterrestre ET?

Pero no me estoy haciendo el tonto,
El tiempo se viene muy pronto,
He venido acá a hablar del miedo,
Intentare decirlo, si puedo,
De la forma mas precisa posible,
Espero no suenen horrible:
En Oviedo tuve miedo
De perder mi séptimo cielo
Y mis gordas de botero.
Tambien tuve miedo de perderte,
De no volver a verte,
Tanto miedo de quererte.
No tengo miedo a la boca que trastoca,
Ni a la razón cuando se vuelve loca,
Verás que encuentro todo tan bello,
Cuando me acusan que ya soy uno de ellos.
Y por no mencionar mi mayor miedo,
Esquivé tus garras cuando pegaste el zarpazo,
Diré que aquí sigo, no tuviste esa suerte.
Y la próxima haré como que no te conozco,
Así pasas de largo, pongamos por caso.

Cuando empecé a escribir me dio miedo,
A encontrarme conmigo mismo,
A mirar de frente a los abismos,
Hoy en día me da consuelo,
Como un dios que prefiere
Volar al ras del suelo,
Me da paz y me divierte.

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